El profesor Paco García nos planteó un ejercicio donde había que llevar a cabo un análisis funcional; el ejercicio consistía en que teníamos que colocar 3 grifos en sitios estratégicos de la casa: la cocina, la terraza y el servicio, y otros 3 interruptores en el pasillo, la cocina y la sala de estar, y luego teníamos que relacionarlos con la boca, los ojos y los esfínteres.
Aunque en un principio el ejercicio carecía de mucho sentido, poco a poco fueron saliendo varias ideas muy buenas. El grifo, lo que haría sería proporcionar agua, mientras que el interruptor lo que hacer es proporcionar corriente eléctrica.
Hoy día, los grifos, que los podríamos relacionar con los esfínteres, han dejado de serlo para convertirse en ojos, ya que con solo colocar las manos debajo, automáticamente sale un chorro de agua, es como si te vieran.
Un modelo de interruptor ideal hoy en día, sería aquel que se pulsara y sólo mandara la cantidad justa de energía eléctrica para iluminar la sala, para que así no se gastara más electricidad de la necesaria. Esto está relacionado con nuestra pupila que en cada momento deja entrar la cantidad de luz necesaria.
Así, el análisis funcional nos deja ver las soluciones a problemas muy comunes, donde nosotros solo tenemos que poner la creatividad
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