martes, 23 de noviembre de 2010

Técnica del Cadáver Exquisito

La técnica del cadáver exquisito consiste en que un grupo de personas construyen una historia pero de una manera un poco especial.
La primera inventa una parte de la historia, la segunda la continúa, pero la tercera, continúa la historia conociendo sólo la parte de la persona anterior (la segunda), y así sucesivamente.
El ejercicio se llevó a cabo en clase y éste fue el resultado:

Era una noche un tanto fantasmagórica, todo daba miedo y el perro no paraba de temblar; las raquíticas ramas de los árboles se quebraban con facilidad; mientras una densa niebla se formaba en torno a mí. El frío entumecía mis músculos y mis ideas, pero entonces vi la cara de un léon.
Pero lo que importaba no era el destino, sino el camino recorrido.

Por lo pronto tenía que encontrar un lugar donde alojarme.
Era una broma, las avenidas se ramificaban ausentes, mientras yo caminaba y pensaba en lo que me habían dicho antes:
El pájaro es la clave, si lo pierdes de vista, no habrá nadie quien te guíe.

Por esto perdí a mi mejor amigo en la guerra. Así que fui corriendo hacia la gente y de repente vi algo que me dejó perplejo:
un hombre hacía el pino rodeado de palomas; estas le rodeaban piando y organizando tal escándalo para arrancarle los ojos, pero él sabía que no lo lograrían, ya que tenía los ojos de cristal, así que le robaron el sharingan porque era algo muy típico de su familia, que era de una época muy antigua. Mi familia proviene del pasado, los traje en uno de mis viajes al pasado. Aquella vez, estaba asustado, era la primera vez que viajaba a aquella época, pero menos mal que iba acompañado de ella, por lo que estaba tranquilo.

Pero ella era un poco rara, un extraño sentimiento se apoderó de su su ser, y no sabia porqué, pero se encaminó hacia la estación con las manos vacías y sin rumbo fijo, solo viajar. Metío sus lápices de colores y sus acuarelas en la maleta y empezó a caminar. La maleta no pesaba mucho, pero le costaba tirar de la maleta como si llevase mil piedras dentro.

Pese a todo decidí que ya no importaba, podría lo que me echaran porque me sentnía feliz; estaba a su lado con su sonrisa, su voz tan calusora, le quería; no importaba nada y fue en ese apogeo sentimental momentáneo que estaba sintiendo cuando afrontó la verdad: No quería crecer.
Ahora ya creía en todo y entonces sí que puede soportar todo lo que me echaran por siempre jamás.



Imagen tomada de:
http://farm4.static.flickr.com/3122/2494456393_262de8fed4.jpg

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